Tema 4: Primeros auxilios

En esta unidad aprenderemos:
En esta unidad del curso profesional tratamos los primeros auxilios con los que debemos atender a un herido en accidente de tránsito, cómo evaluar su estado de salud para conocer la gravedad de las heridas, actuación con heridos que no respiran y están inconscientes, y como tratar de forma urgente lesiones tales como fracturas, hemorragias o quemaduras antes de que lleguen los servicios de emergencias médicas.

Abrir Índice

Los primeros auxilios son los primeros cuidados que podemos aplicar a un accidentado mientras llega un servicio de emergencia. El objetivo es estabilizar su estado sin perjudicarlo, intentando aliviar el dolor, las molestias y la ansiedad.

Evaluación primaria de los heridos

Para conocer la gravedad de los heridos, se debe comprobar su grado de consciencia y las funciones básicas que pudieran hacer peligrar su vida:
  • Inconsciencia.
  • Asfixia.
  • Paro cardiorrespiratorio.
  • Hemorragia abundante.
  • Shock (colapso).
Hay que tener presente que un estado no excluye a los demás. El herido puede presentar más de una de estas situaciones.

El paro cardiorrespiratorio se define cuando una persona:
  • NO RESPONDE A ESTÍMULOS
  • NO RESPIRA
  • NO SE MUEVE
Para ello recordamos la regla CAB (según sus siglas en inglés: Circulation, Airway, Breathing).

C – Circulación: Existencia de latido cardíaco
Hay que buscar signos indirectos de circulación:
  • Se mueve.
  • Tose.
  • Respira
Si la persona no responde, se asume inconsciencia y paro cardiorrespiratorio.

A – Vía aérea: Abrir vías respiratorias
Comprobar que no hay ningún obstáculo que impida que el aire llegue a los pulmones.
En muchos casos, cuando el herido está inconsciente, la mayor dificultad para respirar consiste en que su lengua se relaja y obstruye el paso del aire.
Para asegurarnos de que no hay problema, se realiza la maniobra frentementón:
  • Se colocan los dedos índice y medio bajo el mentón, elevándo lo hacia arriba.
  • La otra mano se sitúa en la frente del herido, empujando hacia atrás.
Esta maniobra se realiza con mucho cuidado, sin movimientos bruscos o excesivos, sobre todo si se sospecha que hay una lesión cervical.
Además, en esta posición, podemos ver si hay algún objeto en la boca que pudiera impedir la entrada de aire. Para extraerlo, se introduce un dedo doblado como un gancho, y mediante un movimiento lateral, lo arrastramos hacia afuera.

B – Ventilación
Manteniendo la maniobra frentementón, se comprueba si respira:
  • Ver si el pecho se mueve con la respiración.
  • Oír el aire al entrar o salir por la boca y nariz.
  • Sentir el aire espirado al acercar nuestra mejilla a su boca. Para este proceso no se invierte más de 10 segundos.
Si no respira, se trata de una situación muy grave. Se actúa rápidamente y se realiza una reanimación cardiopulmonar.

Conocer el estado de consciencia

Por lo general, el herido inconsciente está grave y puede empeorar.

Para comprobar el grado de consciencia de un herido se le suele hacer alguna pregunta y esperar a que responda o dando una ligera palmada en la mano o en la cara.
También se debe comprobar el estado de las pupilas (tamaño y reacción a la luz).
Cuando el herido está inconsciente, su estado puede estar provocado por:
  • Asfixia o insuficiencia respiratoria.
  • Traumatismo cráneoencefálico.
  • Hemorragias.
Algunos de los estados o grados de inconsciencia (de más grave a menos) son: coma (sin estímulos externos), estupor (puede salir de este estado con estímulos dolorosos), obnubilación (si responde con dificultad) y letargo (se siente con sueño o adormilado).

Comprobar la respiración

Observar cómo respira y si existe alguna obstrucción. Algunos aspectos a tener en cuenta son:
• Si la respiración es ruidosa indica obstrucción de las vías respiratorias.
• La frecuencia en estado normal es de 15 a 20 por minuto y los niños de 30 a 40 por minuto.

Asfixia

La llegada insuficiente de oxígeno al cerebro produce un daño irreversible si dura entre tres y cinco minutos. Si supera los cinco minutos el resultado puede ser la muerte.
La asfixia puede producirse por:
  • Obstrucción de las vías respiratorias (caída de la lengua, cuerpos extraños o golpes en la tráquea). Se nota por una respiración ruidosa, con tos o jadeos y porque la piel coge un tono azulado.
Tras realizar estas primeras comprobaciones de la consciencia y la respiración, se debe actuar con los heridos según su estado.

Actuación ante los heridos


Actuación con un herido que respira normalmente

Se debe colocar al herido en posición de defensa si:
  • No podemos observarle constantemente.
  • Tiene vómitos.
  • Tiene hemorragias por la nariz o la boca.
  • Está inconsciente y respira.
Una vez colocado en la posición de defensa se debe proceder a la evaluación secundaria.

Actuación con un herido inconsciente que respira

Si el herido está inconsciente, corre el riesgo de asfixia porque la lengua se relaje hacia atrás, obstruyendo las vías respiratorias, por lo que se tiene que mantener vigilado. Comprobar regularmente que respira.
Pensar en la posibilidad de que tenga una lesión en la columna vertebral, por lo que se debe tener especial cuidado, manteniéndolo inmóvil, y conservando alineado el eje cabeza-cuello-tronco.

Posición de defensa o posición lateral de seguridad

Es preferible actuar mediante dos auxiliadores, de manera que mientras un auxiliador controla que se mantenga alineado el eje cabeza-cuello-tronco, el segundo auxiliador se encarga de colocar al herido.

PASO 1:
  • El auxiliador (X) se ocupa de mantener inmovilizado el cuello del herido.
  • El auxiliador (Y) coloca el brazo del herido más cercano a él por encima de la cabeza de éste.
  • El auxiliador (Y) flexiona el brazo más alejado del herido, de forma que la mano quede apoyada sobre el hombro más próximo al auxiliador.

PASO 2:
  • El auxiliador (Y) flexiona la pierna del herido que esté más alejada, de forma que el pie quede apoyado en el suelo.
  • El auxiliador (Y), sujetando del hombro y de la parte trasera de la rodilla que le queden más alejados, hace girar al herido como un bloque, dejándolo en decúbito lateral (de lado).
  • El auxiliador (X), de forma coordinada, mantiene alineado el eje cabeza-cuello-tronco, impidiendo la flexión y/o extensión del cuello.

PASO 3:
  • Comprobar que la pierna sobre la que se ha traccionado quede flexionada.
  • La cabeza debe quedar apoyada sobre el antebrazo o la mano del herido, lo que permite que se mantenga alineado el eje cabeza-cuello-tronco y que el herido no se asfixie en caso de sufrir vómitos.
La posición de defensa evita la obstrucción de las vías respiratorias y ayuda a la inmovilización del herido.

Actuación con un herido que no respira

Se debe realizar la técnica de respiración artificial:
  1. Colocar al herido boca arriba y abrir las vías respiratorias por maniobra frente-mentón.
  2. Comprobar que no hay algún cuerpo extraño que obstruya las vías respiratorias.
  3. Poner la boca alrededor de la del herido, cubriendo con la mejilla los orificios nasales o pinzando éstos con los dedos.
  4. Inspirar (se toma aire) y soplar el aire (se insufla) lentamente en la boca del herido durante un segundo aproximadamente, teniendo cuidado de que el aire no se escape.
  5. Observar si el aire llega a los pulmones (el pecho se levanta). Si no se levanta es porque no entra el aire, por lo que se debe comprobar otra vez que las vías respiratorias están abiertas y libres de obstáculos.
  6. Realizar una nueva insuflación. Generalmente, se realizan dos insuflaciones una tras otra.

Los tres métodos a nuestro alcance para practicar la respiración artificial, siguiendo los mismos procedimientos son:
  • Ventilación boca a boca.
  • Ventilación boca a nariz (en caso de que las fracturas impidan abrir la boca correctamente).
  • Ventilación boca a boca-nariz (en niños pequeños y bebés).
Cuando el reanimador no tiene entrenamiento o cuando lo tiene, pero no es experto, únicamente se realizan compresiones.

Actuación con un herido que no respira y no tiene pulso (paro cardiorrespiratorio)

Generalmente, un herido que no respira pasa después a paro cardiaco, o viceversa. En cualquiera de estos casos, realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP), practicando la respiración artificial y el masaje cardíaco a la vez.

Masaje cardíaco

  • • Colocar al herido en posición boca arriba sobre una superficie dura.
  • • Colocarse de rodillas a un lado del herido.
  • • Colocar las manos (una encima de otra) sobre el tercio medio del pecho o ligeramente por debajo. (No colocar las manos sobre el abdomen o las costillas).
  • • Comprimir de forma perpendicular al tórax unos 4 o 5 centímetros, dejando caer el peso del cuerpo con los brazos rígidos.

Reanimación o resucitación cardiopulmonar (RCP)

  • Realizar 2 ventilaciones para iniciar el ciclo de reanimación.
  • Aplicar 30 compresiones seguidas, a un ritmo de 100 por minuto.
  • Después de 30 compresiones, aplicar dos ventilaciones artificiales, y volver a realizar 30 compresiones, siguiendo con este ritmo (302) hasta que el herido respire y tenga pulso. Es mejor realizar la reanimación con dos personas (una hace el masaje cardíaco y la otra la ventilación artificial). El ritmo de ventilaciones/compresiones es el mismo, sean uno o dos auxiliadores.


En el caso de niños y bebés

  • Realizar primero 5 ventilaciones artificia les para iniciar el ciclo de reanimación.
  • Efectuar el masaje cardíaco comprimiendo 30 veces con menos fuerza (con una mano en el caso de niños y sólo con dos dedos en el caso de bebés).
  • Hacer dos insuflaciones (sin soplar fuerte).
En el caso de los bebés se puede soplar en la nariz y en la boca simultáneamente.

Circulación sanguínea

La frecuencia de bombeo de sangre es de 60 a 80 pulsaciones por minuto en los adultos y de 100 pulsaciones por minuto en los niños. Para determinar la frecuencia de bombeo se debe buscar el pulso:
  • Carotídeo, situado en el cuello bajo el ángulo de la mandíbula.
  • Radial, situado en la base del dedo pulgar.
  • Femoral, por la zona media de la ingle (unión entre pierna y cuerpo).

Hemorragias

Las hemorragias (salida incontrolada de sangre) se clasifican en:
  • Externas: la sangre sale al exterior del cuerpo por una herida donde la piel está rota. Si son abundantes pueden producir estado de shock.
  • Internas: la sangre se queda en el interior del cuerpo del herido. Son difíciles de apreciar por lo que suelen provocar un estado de shock cuando la cantidad de sangre perdida es importante.
  •  Exteriorizadas: son internas con salida al exterior por orificios naturales (boca, nariz, oído, ano y genitales). Las de nariz y oído (muy frecuentes en los accidentes de tránsito) generalmente indican lesión grave (encefálica y/o craneal).
Según el vaso sanguíneo lesionado podemos distinguir hemorragias arteriales (sangre de color rojo vivo), venosas (sangre de color rojo oscuro) o capilares (sangre a puntitos).

Actuación ante una hemorragia externa

Si es una hemorragia externa se debe:
  1. Presionar la herida con gasas estériles o un trozo de tela lo más limpio posible. Si la hemorragia es abundante, lo más eficaz es presionar directamente con la mano o puño. (Es recomendable el uso de guantes quirúrgicos que conviene llevar en el vehículo en un lugar de acceso fácil y rápido).
    1. No retirar ni cambiar las gasas, aunque estén empapadas, sino que se añaden otras limpias encima.
    2. No dejar de presionar hasta que cese la hemorragia (como mínimo durante 10 minutos).
  2. Elevar la zona afectada.
  3. Presionar sobre la arteria dependiendo de la extremidad donde está la hemorragia, reduciendo la presión para permitir que la extremidad reciba oxígeno.
  4. Torniquete. Sólo en caso de amputaciones y como último recurso:
  5. Utilizar una tela ancha (mínimo de 5 cm) o similar. No usar nunca alambre o cuerda. – Anudar y ayudarse con un palo, varilla u objeto similar entre la herida y el material utilizado, girándolo hasta cortar la hemorragia.
    1. No aflojar el torniquete hasta que el accidentado reciba atención médica.
    2. Anotar la hora de realización del torniquete en una zona visible (ej. en la frente).
    3. Colocar al herido en posición de decúbito supino (boca arriba) con la cabeza más baja que los pies. Es una de las víctimas que requiere traslado urgente al hospital.
  6. Vigilar el estado del herido y si entra en shock.

Actuación ante hemorragias internas

  1. Colocar al herido en posición antishock (con la cabeza más baja que el resto del cuerpo y los pies elevados), teniendo cuidado de no perder la alineación cabeza-cuello-tronco. Si el herido está inconsciente o tiene vómitos colocarlo en posición de defensa.
  2. Aflojar sus ropas y tapar al herido ligeramente.
  3. No dar de beber (ni siquiera agua).
  4. Aunque el herido esté consciente, estar atentos por si se produjera una pérdida de consciencia debido a una pérdida importante de sangre.
.

Actuación ante hemorragias exteriorizadas

La salida de sangre por orificios naturales indica lesiones graves. Nunca se deben taponar ni cortar este tipo de hemorragias.
  • Si sale por la nariz y el oído son síntoma de lesión craneal.
  • No mover al herido, ya que puede tener lesiones cervicales o medulares.
  • Si el accidentado tiene vómitos, colocarlo en posición de defensa sin mover el cuello.
  • Debemos mantener la alineación cabeza-cuello-tronco.
  • Es necesario el traslado urgente al hospital en ambulancia.

Hemorragias exteriorizadas más comunes

  • Por la nariz: colocar al herido en posición sentada o de pie, con la cabeza levantada (no inclinar la cabeza hacia atrás).
  • Por el oído: nunca se debe taponar y colocar al herido de forma que el oído sangrante quede boca abajo para evitar los taponamientos.
  • Por la boca: colocar al herido en posición boca arriba semisentado con las rodillas flexionadas. Si está inconsciente colocarlo en posición lateral.


Shock (Colapso)

Puede ser debido a:
  • Traumatismos graves en tórax o abdomen, politraumatismos y grandes fracturas.
  • La pérdida de líquidos del cuerpo, en hemorragias (tanto externas como internas) y en quemaduras.
  • Dolores muy intensos.
  • Una circulación sanguínea anómala por mal funcionamiento del corazón o embolismo pulmonar (no circula suficiente sangre por el cuerpo o circula muy despacio).


Evaluación secundaria

Tras realizar la evaluación primaria, estabilizar al herido y controlar sus signos vitales, hay que valorar y actuar sobre otras lesiones:
  • Otras hemorragias no masivas.
  • Heridas.
  • Quemaduras. Implican un gran desequilibrio interno y pueden causar la muerte.
  • Fracturas. Hay que controlar posibles complicaciones y decidir la inmovilización de los miembros afectados.


Lesiones del herido


Protección vertebral

La protección vertebral o cervical consiste en mantener el cuello inmovilizado para proteger lo de posibles movimientos bruscos con un collarín cervical; colocando las manos y los antebrazos extendidos a ambos lados de la cara, cabeza y cuello del herido o poniendo ropa o arena al lado de la cabeza (nunca debajo).
En el caso de los motoristas, no se debe retirar el casco de seguridad a un accidentado.
Si fuera necesario para atender a la respiración del herido, la retirada del casco se realiza mediante una técnica determinada (sólo se debe emplear si se conoce adecua da mente) que asegure la inmovilización de la columna cervical.

Lesiones traumáticas

Las lesiones traumáticas tienen un origen violento, teniendo como protagonista un elemento externo. Son frecuentes en accidentes de tránsito a los que están expuestos los conductores profesionales. Pueden ser:
  • Directas: por impacto de la persona contra el vehículo, el suelo o un obstáculo.
  • Indirectas: por la desaceleración o aceleración que sufre la persona. Se producen lesiones internas muy graves.


Politraumatismos

  • Son graves, múltiples e inestables.
  • Producen complicaciones derivadas del propio traumatismo en nervios periféricos, vasos sanguíneos y vísceras.
  • Pueden tener consecuencias fatales. Si el accidentado ha tomado alcohol, la probabilidad de muerte se multiplica por 4.


Lesiones cráneoencefálicas y faciales

Pueden estar debidas a:
  • El desplazamiento brusco del cuello en los atropellos.
  • El impacto contra el parabrisas o estructuras interiores del vehículo y al ser expulsados del vehículo.
  • El impacto contra el suelo, en accidentes de motocicleta.

Se debe sospechar este tipo de lesión en el caso de:
  • Lesiones en cabeza, cara o cuello.
  • Hemorragias exteriorizadas por oído y/o nariz.
  • Pérdida de consciencia, sensibilidad o movilidad.
  • Pasajeros o conductores de motocicletas.


Lesiones en la columna vertebral

Las causas de este tipo de lesión son las mismas que en las lesiones cráneoencefálicas. Algunos síntomas de este tipo de lesiones son:
  • Está inconsciente y tiene heridas o golpes por encima de los hombros (lesión cervical).
  • Parálisis de alguna parte del cuerpo.
  • Ausencia o alteración de los reflejos (aumento o disminución).
  • Es pasajero o conductor de un vehículo de dos ruedas.
  • Emisión incontrolada de orina o heces.

Lesiones en tórax y abdomen

Algunos síntomas son las dificultades respiratorias, el dolor al tomar aire y la tos persistente. Pueden estar causadas por el impacto contra el volante y las estructuras interiores del vehículo, la colocación inadecuada del cinturón de seguridad, la aceleración o desaceleración brusca y los atropellos. Ante una posible lesión en el tórax:
  • No se debe tocar la herida, colocando tan sólo un apósito en la zona.
  • No dar bebida ni comida al accidentado e indicarle que respire lentamente.
  • Colocar al accidentado en posición de defensa sobre el lado lesionado, para facilitar la respiración del pulmón sano.
  • Vigilar la aparición del estado de shock.

Contusiones

Se producen por golpes o caídas que provocan daños en los tejidos sin romper la piel. Las más graves se producen por aplastamiento. Si el accidentado presenta contusiones se debe: • Aplicar frío en la zona, evitando el contacto directo con la piel.
  • Mantener en reposo absoluto la zona afectada e inmovilizar al herido.
  • No tocar los hematomas y elevar la zona afectada.
  • Cubrir ligeramente al herido para que no pierda calor.

Heridas

Pueden deberse a cortes, contusiones o heridas punzantes. Ante un accidentado con heridas graves:
  • No retirar los objetos incrustados y tapar la herida por encima con un apósito fijado a una venda.
  • Cortar la hemorragia si la hubiera. Si hay salida de vísceras, acostar al herido y cubrir los órganos con paños húmedos. No mover al herido.

Quemaduras

Las quemaduras pueden producirse por calor o por rozamiento (abrasión). La gravedad depende de la profundidad (temperatura y tiempo de exposición) y de la extensión (superficie) quemada. Cómo actuar con un accidentado con quemaduras:
  • Extinguir el fuego con mantas o material similar (no usar agua ni extintores), intentando envolver al herido. Si el único recurso es el extintor, no dirigirlo directamente al cuerpo.
  • No se debe: Tocar la zona quemada, quitar la ropa adherida, pinchar las ampollas, aplicar pomadas o cremas.
  • Refrigerar la zona con agua fría. Si es una extremidad, sumergirla en agua.
  • Colocar una gasa o venda húmeda sobre la zona quemada.
  • Nunca vendar juntas dos superficies quemadas, es decir, si se venda una mano debe ser con los dedos por separado.
  • Mantener elevada la zona quemada para disminuir la hinchazón y el edema.
  • Vigilar la aparición de shock y otras complicaciones.

Fracturas

Las fracturas pueden ser:
  • Cerradas: no hay rotura de piel, pero puede salir un hematoma.
  • Abiertas: hay rotura de piel por el propio hueso o por el objeto que impactó. Pueden causar infección.
  • Complicadas: con lesiones de vasos sanguíneos, nervios, articulaciones o vísceras.
Ante un accidentado que presenta fractura ósea:
  • Tapar la herida.
  • Cortar la hemorragia si la hay.
  • Inmovilizar la zona de la fractura y, si es posible, colocar un entablillado.

Libro PDF - Primeros auxilios

Test de la unidad (Premium)