Tema 7: Psicología aplicada al conductor, relaciones humanas y comunicación
En esta unidad aprenderemos: En esta unidad nos centramos en la figura del conductor que realiza el transporte de carga, analizando sus capacidades y cómo éstas se ven alteradas con la ingesta de alcohol, drogas o con la aparición de enfermedades o sueño y fatiga al volante. También se trata la prevención de riesgos laborales, la ergonomía en el puesto de manejo y cuál debe ser la actuación del conductor ante una agresión.
El trabajo de conducir un vehículo está basado en un proceso de recogida continua de información. El conductor analiza esta información y en función de su experiencia toma decisiones que traslada a los mandos del vehículo, por lo que debe tener unas adecuadas capacidades psicofísicas para percibir, procesar y actuar convenientemente. La información llega al conductor desde su entorno y de su mismo cuerpo. En la recogida de la información se ven implicados los sentidos:
El tacto. Interviene cuando se sienten vibraciones derivadas del estado del pavimento y de las condiciones ambientales, por ejemplo, el viento lateral.
El olfato. Puede indicar alguna avería en el sistema de frenado o de los neumáticos.
El oído. Interviene en el propio proceso de conducir: revoluciones del motor para cambiar de marcha, vehículos de emergencia que se aproximan, vehículos a alta velocidad, etc. El oído es fundamental para el empleo de señales acústicas, tanto del propio vehículo (señalizadores), como de otros usuarios.
La vista. Es el sentido que tiene más importancia, puesto que es el que más participa en la recogida de información, más del 85%. Todo conductor debe tener una capacidad visual mínima que se mide durante un examen físico y psíquico previo a la obtención de la licencia, y se debe mantener durante todo el tiempo que esté autorizado para conducir. La agudeza visual se deteriora, principalmente con la edad, por lo tanto se exigen controles periódicos para comprobar que se mantienen estas condiciones, examinándose también la capacidad auditiva, el sistema locomotor, la percepción y el estado psicofísico general que pudiera afectar a la conducción.
Estos controles se establecen en función de la clase de licencia, pudiendo el plazo de control variar según la edad o estado de salud, así como por orden de un juzgado.
La vista
A través de los ojos se perciben los estímulos ópticos (luz, señales, configuración y estado de la vía, etc.) por lo que es necesario ver, ver bien, saber ver y ver con anticipación y rapidez.
Ver bien
Con la vista se perciben objetos que se encuentran en un campo visual con un ángulo de 140° en horizontal y 110° en vertical (60° por encima de la línea visual y 70° por debajo).
Esta capacidad puede verse afectada por factores como:
La velocidad, ya que el aumento de velocidad estrecha el campo lateral de visión (efecto túnel).
Los límites físicos de los elementos del vehículo, como el marco del parabrisas.
Las alteraciones visuales producidas por sustancias químicas (medicamentos, alcohol, drogas, etc.) que no sólo afectan a la conducta sino también la percepción visual de distancias, colores y tamaños.
A través de la visión central se capta el color, la nitidez y el movimiento sólo en un ángulo de 10°. A partir de ese ángulo se percibe principalmente el movimiento, dejando de recibir el resto de los estímulos.
La pérdida de la agudeza visual que se pueda corregir mediante el empleo de anteojos o lentes de contacto no impide que se pueda obtener una licencia para conducir. En este caso es aconsejable llevar unos lentes de repuesto.
Existen otros factores externos que afectan considerablemente a la capacidad visual, dificultando de forma temporal la visibilidad. Entre ellos se pueden destacar:
La limpieza de los elementos transparentes y los espejos del vehículo.
Cambios de iluminación en la vía: túneles, zonas de diferente luminosidad, etc.
Encandilamiento producido por el sol o por las luces de otro vehículo. Se puede corregir:
Usando gafas de sol apropiadas.
Evitando mirar directamente a los focos de los vehículos que circulan en sentido contrario.
Reduciendo la velocidad al entrar en un túnel y extremando la precaución al salir, anticipando el momento de volver a ponerse las gafas de sol.
Si el encandilamiento es por el espejo retrovisor interior, se puede accionar el dispositivo antideslumbramiento, cambiar su orientación, poner la mano o desplazar la cabeza.
Si durante la conducción nos cuesta enfocar, es conveniente tomar un descanso inmediatamente.
Saber ver
Durante la conducción, además de ver, se debe identificar lo que se ve e interpretarlo en función de nuestra experiencia. En el proceso de selección de información a través de la vista, no solo es fundamental ver bien, es muy importante seleccionar qué es lo que se necesita ver.
De todos los objetos que el conductor ve, debe seleccionar aquellos que son más importantes en ese momento. Para aprender a ver bien, se debe:
Observar constantemente lo que sucede en el entorno de la vía.
Mantener constantemente en movimiento los ojos y mirar a lo lejos.
Aumentar la frecuencia de observación de los espejos retrovisores en función de la velocidad.
Espejos retrovisores
Se debe observar a través de los espejos con frecuencia y brevedad, antes de señalizar y realizar las maniobras y también antes de bajarse del vehículo. Así se determina la posición, distancia y velocidad de los que circulan detrás.
Generalmente, los espejos interiores son planos y los exteriores convexos para cubrir un mayor ángulo de visión, pero en éstos es más difícil apreciar la posición y velocidad de los demás vehículos, ya que se ven más pequeños que en los planos, por lo que parece que se encuentran más alejados de lo que están en la realidad.
La frecuencia de observación de los espejos retrovisores depende de la vía por la que se circula, de la velocidad, la complejidad del tránsito, los diferentes usuarios, etc.
Por los laterales y por detrás del vehículo hay unos puntos ciegos que no pueden ser controlados a través de espejos retrovisores. En algunos casos, en los vehículos de grandes dimensiones estos puntos pueden hacerse visibles con espejos retrovisores adicionales, pero no siempre es posible. Estas zonas son especialmente peligrosas en los vehículos de grandes dimensiones.
Existen zonas lo suficientemente grandes para que un vehículo más pequeño quede oculto. Sus conductores tienen que prever esta circunstancia y estar especialmente atentos, por ejemplo, al realizar maniobras: inicio de la marcha, estaciona miento, cambio de pista, etc.
El oído
El oído es capaz de distinguir entre tonos y ruidos y localizar la dirección y procedencia del sonido. Llevar la música muy alta puede impedir al conductor escuchar, correctamente, los sonidos de la circulación y no podrá, consecuentemente, adaptar su comportamiento en la conducción en base a una información sonora que no le llega.
Capacidades motrices y locomotoras
El resultado del proceso de toma de decisiones se traduce en una acción motriz sobre un elemento del vehículo: el volante, los pedales, indicadores, etc. Esta acción debe ser precisa y eficaz, exigiéndose en algún caso rapidez, como por ejemplo en una maniobra para evitar un obstáculo.
Se puede decir que las capacidades motoras definen las reacciones coordinadas y la rapidez de movimientos, por lo que el conductor debe tener, tanto en el momento de la obtención de la licencia de conductor como durante toda su vigencia, unas capacidades físicas y psicológicas mínimas de coordinación, actuación (reflejos) y manejo de las extremidades. La coordinación entre las extremidades superiores y las inferiores determinan la trayectoria y posición en la calzada, al igual que el mantenimiento de las velocidades y sus variaciones (aceleración y frenado).
Estado físico y mental del conductor
Para poder realizar las tareas de la conducción es necesario mantener una actitud y un estado físico y psíquico óptimos, encaminados a interpretar correctamente los indicios que la vía y el vehículo nos transmiten, y así poder tomar las decisiones adecuadas en cada situación. Hay que tener en cuenta que se circula en un entorno variable en el que otros usuarios condicionan las propias decisiones.
Como conductores profesionales, es fundamental que se conozcan qué factores y enfermedades pueden modificar las condiciones personales, aumentando el riesgo y las posibilidades de sufrir un accidente.
Factores que influyen en las capacidades del conductor
El alcohol
El alcohol es el causante, de forma directa o indirecta de una gran cantidad de accidentes.
Los efectos del alcohol dependen del nivel de alcohol que exista en la sangre (alcoholemia) y a su vez de los factores personales y de las modalidades de ingesta, aumentando los efectos desfavorables mezclándolo con algunos fármacos o drogas.
Entre los factores personales se pueden distinguir
La forma de tomarlo: la cantidad, la rapidez o el mezclarlo con la comida.
El peso o la corpulencia (a menos peso, efectos mayores).
La edad. Los menores de 18 años y los mayores de 65 son más vulnerables.
El sexo de la persona (habiendo bebido lo mismo, una mujer alcanzará mayor tasa de alcoholemia que un hombre).
La hora del día (el alcohol se elimina más lentamente duran te las horas de sueño).
Las circunstancias personales (fatiga, somnolencia, estrés y otras enfermedades).
Sobre las modalidades de ingestión, los efectos del alcohol dependen:
De la cantidad que se toma (más o menos).
De la concentración alcohólica que contenga (más o menos grados).
De que se tome en ayunas (más efecto) o con las comidas (se retrasa la absorción del alcohol).
Del ritmo de ingestión (rápidamente o a intervalos).
Del tipo de bebida. Las bebidas fermentadas (cerveza, vino) se absorben más lentamente que las destiladas (pisco, ron).
El alcohol produce en el conductor:
Un falso estado de euforia, seguridad, optimismo y confianza en sí mismo (sobre va lora sus propias capacidades con un exceso de confianza, despreciando el peligro).
Un aumento del tiempo de reacción (tarda más en actuar sobre los mandos del vehículo, dirección, frenos, etc.).
Una reducción del campo visual (no se perciben los estímulos que se producen en los laterales: efecto túnel), y una mayor sensibilidad a los encandilamientos.
Una disminución de la capacidad de reacción y concentración, y un aumento de las distracciones, especialmente en situaciones complejas.
Distancia de detención bajo los efectos del alcohol
Un aumento de la agresividad con los demás conductores y un comportamiento agresivo y des cortés.
Una incorrecta apreciación de las distancias, velocidades y modificación de la valoración del riesgo (la apreciación de distancias y velocidades resulta falseada, aumenta la osadía des preciando riesgos y peligros y mayor posibilidad de cometer errores). Se altera la percepción del entorno.
Un aumento del riesgo de que se produzcan accidentes (en una proporción muy superior a la de la propia alcoholemia).
Un pronóstico médico más grave en caso de resultar herido.
Está prohibido conducir bajo la influencia del alcohol. Carabineros puede determinar el nivel de alcohol en sangre por medio de una prueba.
Se está bajo la influencia del alcohol cuando existe una dosificación superior a 0,3 e inferior a 0,8 gramos por mil.
Se entiende que se está en estado de ebriedad cuando existe una dosificación igual o superior a 0,8 gramos por mil de alcohol en la sangre.
Después de haber bebido alcohol (una cerveza, un vaso de vino, etc.) los efectos alcanzan su punto máximo entre 30 y 90 minutos después de haber terminado de beber, salvo que sigamos bebiendo, en cuyo caso, el valor máximo de la dosificación no se alcanza, necesariamente, pasado este tiempo después de haber bebido la última copa, sino que se establecen varios puntos intermedios, desde que se toma la primera copa hasta la última.
El valor de la dosificación desciende en la sangre, aproximadamente, a un ritmo casi constante de 0,10 a 0,15 gramos de alcohol por hora.
No existe ningún truco para engañar en la prueba respiratoria, como masticar chicle, tomar café o té, hacer ejercicio, tomar aceite, etc.
Hay que tener en cuenta que aunque no se alcance la tasa máxima de dosificación permitida por la ley, los efectos en el organismo son importantes, por lo que también existen posibilidades de tener un accidente.
La dosificación de alcohol más segura para conducir es 0,0 g/l.
Las drogas
La mayoría de las drogas no sólo significan un riesgo para la salud, sino que pueden afectar de forma importante las capacidades necesarias para conducir. De hecho, se encuentran relacionadas de forma directa o indirecta en un número importante de accidentes.
Los efectos que causan las drogas son:
Comportamiento impulsivo y agresivo, sobrevalorando las capacidades y aceptando mayor nivel de riesgo.
Percepción errónea del tiempo y del espacio, pudiendo sufrir alucinaciones.
Alteraciones en la visión: percepción errónea de los colores, visión borrosa, mayor sensibilidad a la luz.
Disminuye la capacidad de concentración.
Aumento del tiempo de reacción.
Cuando se pasan los efectos, se puede sufrir agotamiento físico y mental.
En algunos casos se siente una fuerte somnolencia. En otros, se retrasa la aparición de sueño, que aparece pasadas unas horas.
Todas estas alteraciones se pueden ver agravadas si se mezclan diferentes sustancias o con alcohol.
Pruebas de detección
Para detectar la presencia de alcohol o de estupefacientes o sustancias sicotrópicas en el organismo, Carabineros puede someter a los conductores a pruebas respiratorias o de otra naturaleza.Con la modificación a la ley de Tránsito conocida con el nombre de Ley Emilia, la negativa injustificada a realizarse éstas pruebas será considerada un delito en caso de que ocurra un accidente con resultado de lesiones o muerte.
Dependiendo de los daños o lesiones causadas, el conductor arriesga sanciones en dinero, suspensión de su licencia de conductor e incluso penas de cárcel efectiva (al menos un año a quienes hayan causado lesiones o la muerte de un tercero).
La fatiga
La fatiga supone un descenso en la capacidad del conductor, manifestándose en cansancio corporal y en la disminución de la concentración. Uno de los principales peligros de la fatiga es que los primeros síntomas pueden pasar desapercibidos, por lo que la conducción puede ser muy peligrosa sin que nos demos cuenta.
La mayor parte de los accidentes causados por la fatiga se produce en los kilómetros finales del recorrido, así como en la última parte de la jornada de trabajo.
La fatiga puede producir efectos similares a una dosificación de alcohol de 0,5 gramos por mil de sangre.
La fatiga puede ser causada por:
Monotonía en la conducción.
Condiciones meteorológicas adversas o por la noche.
Inmovilidad y falta de confort.
Largos períodos de conducción.
Alcohol y comidas abundantes.
Mal estado de la vía.
Vibraciones en el vehículo provocadas por un mal estado de los neumáticos o la suspensión. • Aspectos personales como la edad, la experiencia, la costumbre en la conducción o los estados emocionales.
Mucho tránsito o congestión vehicular.
Mala ventilación del interior del vehículo o temperatura elevada.
Conducción a una velocidad elevada.
Tener poca experiencia en la conducción.
Después de un largo período de conducción es recomendable que el conductor realice estiramientos suaves y que camine.
La fatiga produce:
Irritabilidad, alteraciones en el comportamiento.
Cansancio físico y psíquico.
Lentitud y falta de precisión en los movimientos.
Disminución de la atención o del estado de alerta, de la capacidad de concentración y de la percepción de los estímulos facilitando la distracción.
Aumento del tiempo de reacción.
Pérdida de la sensación de velocidad.
Sensación de pesadez; dolores de espalda, nuca y cabeza; calambres y malestar.
Dificultad para mantener la concentración.
Hay que reconocer los síntomas de la fatiga (continuos cambios de postura, bostezos, etc.) para identificarlos y tomar las precauciones necesarias.
El sueño
Dormir es imprescindible y no hacerlo después de períodos prolongados de conducción puede producir trastornos físicos y psíquicos. Los principales síntomas de la somnolencia son la pesadez de párpados y la picazón o cansancio en los ojos. Puede estar acompañada de visión borrosa o doble, y es muy característico los cambios frecuentes de postura en el asiento, la aparición de dolor en la nuca o la espalda, y los bostezos continuos.
A veces, la sensación de somnolencia (adormecimiento) aparece aun después de haber dormido suficiente, incluso durante el día, pudiendo contribuir a ello:
Conducir habiendo descansado poco o mal, o habiendo cambiado el horario de descanso.
Las comidas abundantes con bebidas alcohólicas.
El silencio prolongado.
La monotonía (sobre todo en la conducción por autopista y con poco tránsito).
La conducción continuada durante muchos kilómetros con el estómago vacío.
La ingestión de tranquilizantes o estimulantes para combatir la fatiga.
La hora del día. Las horas críticas de aparición de la somnolencia son de 3 a 5 de la madrugada y de 2 a 4 de la tarde.
Padecer trastornos del sueño.
Aunque se haya dormido suficiente se debe evitar conducir de noche ya que el sueño aparece con más facilidad.
El sueño produce:
Disminución de la capacidad de reacción (aumenta el tiempo de reacción) y de percepción(se precisan estímulos más altos).
Visión borrosa, fatiga ocular y mayor sensibilidad al deslumbramiento.
Alteraciones motrices (relajamiento excesivo, movimientos lentos), en la percepción (se perciben peor las señales) y se hacen más difíciles (disminuyen) las correcciones de las trayectorias del vehículo y en el comportamiento (agresividad, aceptación de mayor nivel de riesgo).
Aumento de la distracción (disminuye la capacidad de concentración).
Alteración de la capacidad para tomar decisiones, cometiéndose más errores en la conducción.
Pueden aparecer cortos períodos de tiempo en los que el conductor queda ligeramente dormido (microsueños). Ocurren muchos accidentes por esta causa, ya que suelen pasar inadvertidos.
Cuando aparece la sensación de somnolencia puede remediarse en parte (lo mejor es dormir aunque sea poco tiempo):
Descansando con frecuencia para romper la monotonía.
Manteniendo el vehículo bien ventilado, evitando el exceso de calefacción.
Tomando algún café, no otra bebida estimulante, que son útiles a corto plazo, pero pueden producir un efecto rebote.
Refrescándose la cabeza y brazos con agua fría.
El mejor remedio contra la fatiga y el sueño es el descanso, por lo que es conveniente descansar (por ejemplo, dando un paseo, reposando o incluso haciendo una siesta) regular mente durante la jornada de trabajo o cuando aparezcan los primeros síntomas. Se debe detener el vehículo en un lugar adecuado y descansar el tiempo necesario. Se debe descansar con mayor frecuencia si las exigencias de la conducción aumentan, como por ejemplo en el caso de condiciones atmosféricas o ambientales adversas, tránsito denso, etc.
Se tiene que ventilar el interior del vehículo y mantener una temperatura entre 20 y 23 grados centígrados.
Apnea del sueño
Existe una alteración denominada apnea del sueño que consiste en interrupciones respiratorias, breves pero frecuentes, durante el sueño asociadas a ronquidos. Como consecuencia, disminuye el tiempo de sueño eficaz, lo que revierte en un exceso de sueño durante el día. Algunas de las características más comunes de quienes padecen apnea son:
Se presenta, generalmente, en varones de más de cuarenta años, con sobrepeso y de cuello corto.
Les cuesta dormirse y cuando lo hacen roncan fuertemente.
Sufren frecuentes interrupciones de la respiración mientras duermen con una duración de entre 5 a 10 segundos.
Tienen movimientos bruscos de brazos y piernas mientras duermen.
Se despiertan varias veces con sensación de ahogo.
Tienen frecuentes y cortos despertares, en los que incluso hablan, pero que luego no recuerdan.
Han desarrollado la capacidad de conducir en estados de semisomnolencia.
Durante el día necesitan pequeños sueños o un alto consumo de estimulantes.
Presentan, en algunas ocasiones, cefaleas por la noche y al despertarse.
Padecen trastornos cardiacos e hipertensión.
Su carácter se vuelve cada vez mas irascible.
Tienen tendencia a padecer depresión.
Presentan una disminución de la libido (deseo sexual).
Un bajo rendimiento intelectual.
Una disminución de la capacidad de reacción que conlleva, por tanto, un aumento de la accidentalidad.
Las enfermedades y los medicamentos
Las enfermedades afectan la capacidad para conducir. Algunas influyen de forma leve (resfriado, dolencias musculares) y otras lo hacen de manera más grave (infarto, enfermedades neurológicas).
Las enfermedades consideradas poco importantes también tienen efectos en la conducción. Por ejemplo, un resfriado puede producir somnolencia y pérdida de atención y concentración. En estos casos, no sólo hay que tener en cuenta la influencia de la enfermedad, sino también la de los medicamentos que se toman para combatirla, porque pueden ser peligrosos para conducir.
Las enfermedades y los medicamentos son responsables de una parte importante de los accidentes.
Si se conoce la enfermedad, los síntomas, los efectos que puede tener en la conducción y se siguen las indicaciones del médico, disminuirá el riesgo de sufrir un accidente. En el caso de las enfermedades crónicas, estas recomendaciones son muy importantes. Hay que conocer bien la enfermedad, saber reconocer los primeros síntomas de una crisis y evitar las situaciones que la desencadenan.
Las principales enfermedades que pueden producir riesgos para la conducción son:
Algunos medicamentos pueden afectar de forma negativa a la conducción. Hay que conocer sus efectos secundarios para tomar precauciones, porque pueden causar accidentes.
No todas las personas reaccionan de la misma forma ante los medicamentos. El efecto depende de la edad, el hábito de consumo y el estado físico.
Antes de ingerir un medicamento, hay que tomar ciertas precauciones:
No automedicarse.
No mezclar los medicamentos con alcohol.
Consultar el prospecto o al médico o farmacéutico.
Seguir las indicaciones sobre dosis y horarios.
En caso de mezclar medicamentos, seguir las recomendaciones del especialista.
Algunos medicamentos que se venden sin receta y medicinas naturales también pueden afectar negativamente.
Las alergias
El polen de las plantas, la contaminación, el polvo y algunos animales son los causantes principales de las alergias respiratorias. Actualmente esta enfermedad afecta a muchas personas.
Los síntomas principales son mucosidad abundante, ojos llorosos, visión borrosa, estornudos, fatiga, dolores de cabeza, etc., que pueden provocar una disminución de la capacidad para mantener la concentración en el tránsito y un aumento del tiempo de reacción, por lo que el conductor necesitará más tiempo para tomar decisiones.
Uno de los síntomas más comunes son los estornudos. Es importante observar que durante un estornudo de un segundo de duración, un vehículo que circule a 100 km/h recorre casi 28 metros, durante los cuales el conductor no puede controlar lo que ocurre a su alrededor.
También hay que tener en cuenta que algunos medicamentos que se toman para aliviar los síntomas pueden provocar somnolencia y efectos parecidos a los del consumo de alcohol.
Si se es alérgico, hay que tomar las siguientes precauciones:
Las ventanas tienen que estar cerradas durante los procesos alérgicos.
Mantener limpios los conductos de ventilación del vehículo.
Instalar en el vehículo filtros antipolen.
Consultar al médico los riesgos de los medicamentos para la conducción.
No mezclar los medicamentos con alcohol ni automedicarse.
No conectar el aire acondicionado a su máxima potencia.
El estrés
Es una respuesta interna ante una situación de alarma, amenaza o emergencia que nuestro cuerpo desarrolla como mecanismo de defensa.
El estrés puede alterar de manera significativa nuestras capacidades para conducir:
Aumenta la agresividad hacia los demás conductores.
Se aceptan mayores niveles de riesgo, por lo que aumentan los comportamientos imprudentes.
Aumentan las distracciones porque no se puede mantener la concentración.
La fatiga aparece con mayor facilidad.
Las decisiones se toman con mayor lentitud y aumenta el riesgo de que se cometan más errores.
Para aumentar la seguridad:
Lo mejor es no conducir, especialmente si se toman medicamentos.
Ir al médico.
Establecer una correcta organización de los tiempos de conducción y descanso.
Efectuar ejercicios de relajación.
En el transporte, la fatiga y el estrés se producen por las circunstancias del tránsito y las jornadas muy prolongadas.
La depresión
La depresión es una enfermedad que altera el estado de ánimo y que afecta a nuestras capacidades para conducir con seguridad:
Aumentan las distracciones.
Puede aparecer irritación y ansiedad.
Se conduce de forma insegura: se toman decisiones erróneas, se responde de forma más lenta a los estímulos.
Mayor posibilidad de que aparezca el sueño y la fatiga.
Si se está tomando medicamentos, pueden afectar a la conducción.
Para aumentar la seguridad:
Se debe evitar conducir, especialmente si se está en la fase aguda de la enfermedad.
No automedicarse y seguir las indicaciones del médico.
No mezclar los medicamentos con el alcohol.
Otras enfermedades
Las largas rutas, pasar demasiado tiempo en soledad, estar fuera de casa, el estrés y las condiciones de vida de los trabajadores del transporte, entre otros factores, conllevan una serie de consecuencias para la salud. Por ello, los choferes tienen riesgos añadidos a su salud y que afectan a la conducción o que son causa de su estilo de vida.
Conocer esos riesgos y adoptar unas medidas de precaución es fundamental para mejorar su calidad de vida y la de su entorno.
Diabetes
La diabetes es una enfermedad crónica relacionada con la producción de la insulina, que es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Existen dos tipos de diabetes; la tipo 1 de causa desconocida, que requiere de la administración diaria de insulina; y la de tipo 2, la más común, que se debe en gran medida a un sobre peso y a la inactividad física.
Sus síntomas consisten, entre otros, en excreción excesiva de orina, sed, hambre constante, pérdida de peso, trastornos visuales y cansancio. Estos síntomas pueden aparecer de forma repentina.
Conocer la enfermedad y su tratamiento es fundamental, así como los síntomas de una hiperglucemia (exceso de azúcar en la sangre) al igual que una hipoglucemia (falta de azúcar) debido a un mal ajuste de la medicación. Los síntomas pueden ir desde mareos, desorientación y pérdida de consciencia, diarreas y vómitos hasta el llamado coma diabético y problemas cardiovasculares.
Tabaquismo
El consumo de tabaco y sus derivados no sólo son causa de enfermedades graves como el cáncer, enfermedades cardio vasculares y respiratorias. También produce distracciones y algunos inconvenientes que afectan a la conducción.
La tos o irritación de ojos debidos al humo son causas de distracción que durante la conducción pueden producir un accidente. El simple gesto de encender o apagar el cigarrillo o tirar la ceniza, apartan de la necesaria atención a la conducción.
Enfermedades cardiovasculares
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas enfermedades son la principal causa de muerte en todo el mundo.
Las enfermedades asociadas al corazón y los vasos sanguíneos tienen efectos que pueden ser peligrosos para la conducción:
Reconocer los síntomas de una enfermedad cardiovascular, más concretamente de un infarto de miocardio, que pueda producirse durante la conducción, puede ser de vital importancia. Esos síntomas consisten en la dificultad para respirar, dolor en el pecho, náuseas y vómitos y el dolor en la mandíbula o la espalda.
El síntoma más común es la pérdida repentina de fuerza muscular en los brazos, piernas o cara o una sensación de entumecimiento. Otros síntomas son: confusión, problemas visuales y dolor de cabeza intenso.
Debido a que estos efectos son altamente peligrosos e incluso incompatibles con la conducción, los conductores que padezcan alguna de estas enfermedades deben seguir un control médico estricto y no descuidar los tratamientos, consultando si está permitida la conducción y otras actividades asociadas (por ejemplo, carga y descarga).
La mayoría de estas enfermedades pueden prevenirse actuando sobre los factores de riesgo, como el consumo de tabaco, las dietas malsanas y la obesidad, la inactividad física, la hipertensión arterial, la diabetes o el aumento de colesterol.
Sedentarismo y obesidad El estilo de vida sedentario impuesto por las largas jornadas sentados al volante y la falta de ejercicio físico, sumado a malos hábitos en la alimentación y en el descanso, fomentan el sobrepeso y la obesidad.
La OMS define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y expone que son el quinto factor principal de riesgo de muerte en el mundo.
A su vez estas enfermedades tienen una serie de consecuencias en la salud que afectan de forma peligrosa a la conducción: cardiovasculares (insuficiencia cardíaca, arritmias y mareos), gastrointestinales, incontinencia urinaria, pérdida de la movilidad, respiratorias (disnea, apnea obstructiva del sueño) y psicológicas (depresión).
Para prevenir estas enfermedades, se pueden adoptar estas medidas:
Reducir el consumo de comidas grasas.
Aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos.
Limitar la ingesta de azúcares.
Realizar una actividad física periódica.
Lograr un equilibrio energético y un peso normal.
VIH Existen otras enfermedades de las que los trabajadores del transporte deben protegerse. Por ejemplo, el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) que afecta a las defensas del cuerpo, debilitando el sistema inmunita rio. Según avanza la enfermedad, se empiezan a padecer enfermedades comunes, que se conocen como infecciones oportunistas, hasta el punto que el cuerpo no es capaz de hacerles frente. Es importante prevenir su contagio y ante cualquier duda sobre una posible infección, se debe consultar a un médico o especia lista.
Actitudes saludables para la prevención de enfermedades y del estrés
El conductor profesional desarrolla una actividad que requiere de altas dosis de concentración. A pesar de que se encuentra sometido a un estilo de vida sedentario, su estado físico y mental podría compararse con el de un deportista.
Unos hábitos de vida saludables son vita les para todas las personas y para los conductores también son importantes para prevenir la fatiga o el sueño y también para evitar algunas enfermedades asocia das a su profesión.
Se debe:
Mantener una alimentación sana y equilibrada. Al conducir durante largos períodos es conveniente no hacerlo con el estómago vacío, siendo recomendable programar paradas y comer menos, pero con mayor frecuencia.
Evitar el consumo de alcohol, drogas y estimulantes. También el tabaco.
Realizar ejercicio físico de forma habitual.
Descansar las horas suficientes.
Realizar chequeos médicos periódicos o al menos una vez al año, especialmente para comprobar la vista y el oído y detectar a tiempo otros problemas de salud.
Reducir los niveles de estrés. Para ello se debe:
Establecer una correcta organización de las actividades (rutas, carga, descansos y paradas, gestiones, etc.).
Tener actividades o aficiones que nos alejen de la monotonía y de la dependencia laboral (practicar algún deporte).
Efectuar ejercicios de autorrelajación, estiramientos y paseos, por ejemplo, después de un largo período de conducción.
Algunas de las enfermedades profesionales reconocidas en el sector transportes son:
Enfermedades osteoarticulares producidas por las vibraciones del vehículo.
Lesiones de la piel por contacto con sustancias nocivas como hidrocarburos, aceites minerales.
Bursitis (es la inflamación de la bursa, estructura en forma de bolsa, que se sitúa entre huesos, tendones y músculos).
Sordera causada por el ruido.
Determinadas lesiones musculoesqueléticas.
La distracción
Conducir un vehículo es una tarea compleja, por ello hay que mantener el mayor nivel de concentración posible. Las distracciones ocurren cuando algo dentro o fuera del vehículo desvía la atención del conductor.
Son el factor de riesgo que más ha aumentado y son causa de un gran número de accidentes. Los accidentes causados por distracciones:
Afectan principalmente a los jóvenes (entre 18 y 25 años) y a los mayores de 70 años.
Suceden más en carretera que en zona urbana.
Debido a la monotonía, hay más riesgo en las autopistas y en vías con poco tránsito, por ejemplo en el desierto.
Factores que pueden distraer la atención
Factores relacionados con el conductor: fatiga, sueño, estrés, ansiedad, depresión, consumo de alcohol y características propias de cada persona; y una serie de conductas por parte del conductor que favorecen la distracción: manipular el aparato de música, el navegador GPS o el teléfono celular, buscar una dirección concreta (una calle, un comercio), conversar o discutir con un pasajero, comer, beber o fumar mientras se conduce, expulsar un insecto del interior del vehículo, etc. Si esto ocurre, lo mejor es detener el vehículo y continuar después.
Factores externos al conductor: monotonía en la conducción, situaciones de tránsito muy complejas, escasa luz ambiental o estímulos poco visibles (que no se perciben adecuadamente), jornadas de trabajo prolongadas.
Fumar
Está demostrado que los conductores que fuman mientras conducen se ven implicados en el doble de accidentes que los que no lo hacen. Los efectos que puede tener sobre el conductor son:
Posibilidad de distracción y pérdida de maniobrabilidad. Por ejemplo, al encender un cigarrillo, sacarlo del paquete, etc.
Inutiliza una de las manos y genera problemas de visión a causa del humo.
Disminución de la capacidad de concentración, debido al aumento del monóxido de carbono en la sangre.
Enfermedades. Las personas fumadoras tienen más posibilidad de tener problemas médicos. Fumar mientras se conduce no está prohibido, pero no es aconsejable.
Usar teléfono celular
Hablar por teléfono mientras se conduce es una de las conductas que puede provocar más distracciones al conductor.
Se ha demostrado que aunque se hable por teléfono con un sistema de manos libres, la posibilidad de sufrir un accidente también aumenta, ya que la atención disminuye en gran medida cuando la llamada supera el minuto y medio.
El teléfono celular provoca:
Mayor posibilidad de distracción. Además, puede aumentar en el caso de marcar un número, enviar un mensaje o buscarlo cuando suena.
Dificultad para mantener la velocidad y trayectoria adecuadas.
Problemas con el manejo del vehículo. Tanto si se necesita una mano para continuar hablando como si se sujeta con el hombro.
Recomendaciones para utilizar el teléfono celular con seguridad:
No utilizar el teléfono celular mientras se conduce. Lo mejor es llevarlo apagado o silenciarlo.
Si es necesario llamar o recibir una llamada, lo mejor es salirse de la vía, cumpliendo las normas de detención y estacionamiento.
También se debe prestar especial atención a otros conductores o peatones que estén hablando por el celular, ya que no estarán muy atentos al tránsito que les rodea.
El accidente más frecuente cuando se habla por teléfono es la pérdida de control del vehículo.
Utilizar el navegador
Aunque los navegadores pueden ser de gran ayuda para la conducción, también pueden ocasionar distracción en el conductor. Para utilizar un navegador de forma segura:
Se debe usar el soporte adecuado, evitando que se pueda caer o mover.
Se coloca en el sitio correcto: que no impida la visión y que no obligue a apartar la vista de la conducción para consultarlo, y nunca cerca del airbag.
No debe manipularse durante la marcha.
El juicio del conductor debe prevalecer sobre las indicaciones del navegador.
Se puede utilizar como controlador de velocidad, aunque debe prevalecer la información del velocímetro.
La alimentación
La alimentación está destinada a reponer los nutrientes que el organismo necesita, y a proporcionar la energía para realizar las funciones básicas del cuerpo y el desarrollo de las actividades humanas. Para conseguirlo es necesario tanto la variedad en la alimentación como las cantidades adecuadas.
Para el mejor aprovechamiento de los alimentos ingeridos es conveniente seguir pautas o hábitos saludables:
Establecer horarios y rutinas para cada comida.
No saltarse ninguna comida. Deben ser, al menos, 4 diarias y no abundantes.
El mayor aporte energético se debe realizar por la mañana.
Procurar que la alimentación sea variada.
Comer despacio, masticando bien.
Mientras se come hay que evitar poner excesiva atención en distracciones como la televisión, lectura, etc.
La alimentación está directamente relacionada con la conducción. Si ésta no es la adecuada, puede:
Favorecer la aparición de fatiga o somnolencia, con la consecuente disminución de la capacidad de reacción.
Producir pérdida de concentración, lo que provoca la aparición de distracciones.
Producir irritabilidad, lo que favorece la adopción de un estilo de conducción más agresivo.
Para realizar períodos largos de conducción es conveniente no hacerlo con el estómago vacío, siendo recomendable programar paradas para poder alimentarse correctamente. Comer menos, pero con mayor frecuencia.
Hay que evitar el consumo excesivo de azúcar o de alimentos o bebidas muy azucaradas, ya que, al comienzo, se experimenta una mejoría y aporte de energía, pero posteriormente, una vez metabolizado, se produce una bajada drástica. Es mejor tomar azúcar en forma de hidratos de carbono complejos como cereales, arroz, pan y papas.
Prevención de riesgos laborales
La conducción despierta determinadas sensaciones y sentimientos en las personas: sensación de libertad, de dominio sobre la máquina, de supe ración de riesgos o peligros, pero también agresividad y frustración.
En ocasiones, esos sentimientos de ira, enojo y frustración son producto del estrés y la fatiga propios de la conducción. Hasta la persona más dócil y sosegada, puede transformarse al volante en alguien agresivo y descontrolado.
El estrés que se experimenta durante la conducción está relacionado directamente con la naturaleza de la propia actividad y de las circunstancias específicas del tránsito (atochamientos, conflictos, necesidad de cumplir horarios establecidos, accidentes, infracciones, etc.). También está asociado a situaciones personales (problemas familiares, estado de ánimo, conflictos laborales, etc.) y al estado físico (la falta de sueño, el consumo de alcohol o drogas y una mala alimentación).
Esta realidad es más complicada cuando se trata de conductores profesionales. Los choferes se ven sometidos a un nivel de estrés mayor por el cumplimiento de horarios, las condiciones de trabajo dentro de la cabina, el trato con los pasajeros o clientes, la responsabilidad de la carga transportada, etc.
Herramientas útiles para controlar esos sentimientos y sus reacciones negativas
Comprender y saber perdonar los errores, reacciones e infracciones cometidas por otros conductores. Todos podemos equivocarnos y saber reaccionar en cuestión de menos de un segundo en una situación de tránsito complicada puede no ser tarea fácil.
Mantener la calma y priorizar el diálogo pacífico, especialmente si se produce un accidente. El nerviosismo o la agresividad sólo pueden complicar las cosas.
Practicar una comunicación asertiva, con la que no se agreda ni se someta a la voluntad de otras personas, sino que se respete al interlocutor.
Dejar los problemas personales fuera y centrar toda nuestra atención en la conducción, en un ambiente relajado y no sobrecargado (no llevar la radio o música muy alta, evitar abusar de la calefacción o aire acondicionado, mantener la cabina ventilada).
Evitar el estrés con ejercicios de autorrelajación o realizando descansos.
Mantener una actitud positiva y evitar pensamientos que puedan causar negatividad o irritabilidad, intentar estar receptivos y con un espíritu colaborador con los demás usuarios de la vía.
Reacción en caso de agresión
Uno de los riesgos a los que están expuestos los conductores profesionales es el de la violencia en el puesto de trabajo o como fruto de éste. Entre las situaciones que pueden derivar en una agresión, las más frecuentes están relacionadas con:
Clientes y demandantes de transporte: los retrasos en las entregas, el deterioro de la carga transportada y las exigencias de cargadores o descargadores generan situaciones de tensión y discusiones para los conductores de camión. De igual forma, los conductores de bus, en especial en los servicios urbanos, están expuestos a estos riesgos, derivados de la creencia entre la ciudadanía de que el transporte colectivo de pasajeros debe cubrir todas sus expectativas.
Otros usuarios de la vía: derivadas de accidentes o discusiones de tránsito. Los conflictos generados por la circulación y la molestia de algunos conductores pueden desembocar en conductas agresivas.
Compañeros de trabajo: provocadas por desacuerdos durante los conflictos socia les y laborales.
Vándalos o delincuentes: presentes tanto en las áreas de descanso o carretera como en centros urbanos.
Cómo actuar frente a una agresión
Ante una agresión verbal, se debe intentar controlar la situación mediante el diálogo, manteniendo la calma.
Mantener una distancia de seguridad adecuada con respecto a la persona que nos increpa.
Evitar responder, si es posible, intentando retirarse o, incluso alejarse (no es un acto de cobardía si no de inteligencia).
Si se cuenta con un sistema de comunicación con una central de operaciones de la empresa o con otros compañeros se debe accionar y pedir ayuda.
Si la integridad física peligra, y como acto de defensa, intentar neutralizar la acción del agresor.
Si hubiera lesiones, por mínimas que fueran, acudir al centro de salud más próximo en el menor tiempo posible para realizar la constatación de lesiones.
Comunicar a la empresa la situación en el caso de que fuera necesario ausentarse o solicitar apoyo.
Se reducen los riesgos de agresión si se adoptan ciertas actitudes como:
Evitar responder con descortesía, insultar, encararse o adoptar posturas de desprecio o enfado.
Mantener la calma, intentando dialogar, asumiendo los posibles errores y, por supuesto, pidiendo disculpas si fuera necesario.
No aceptando ningún tipo de desafío o reto, evitando hacer determinados gestos. Para ello, evitar el excesivo contacto visual y mantener las distancias.
En el caso de otros conductores excesivamente competitivos disminuir la velocidad e, incluso, apartarse momentáneamente de la ruta, advirtiendo a las autoridades de la incidencia.
Tras un accidente, transmitir tranquilidad, evitando la discusión y planteando la ventaja de que las compañías de seguros solventen la situación.
Si durante la conducción se producen amenazas graves que permitan sospechar la posibilidad de agresión al detener el vehículo, avisar a las autoridades, comunicando el lugar y hora de parada, si es posible.
Para evitar agresiones derivadas de actos vandálicos:
No estacionar en lugares poco transitados o inseguros y no dejar objetos valiosos a la vista.
Adoptar tantas precauciones como sean necesarias para evitar daños en los ocupantes, en sus pertenencias y en el vehículo.
Seguir las indicaciones de las autoridades policiales.
Es recomendable disponer siempre del teléfono de contacto de los servicios de emergencia.
Cuando se sufre una agresión, o ante cualquier problema mientras se conduce, hay que intentar inmovilizar el vehículo con la máxima seguridad para los pasajeros, la carga y el resto de los usuarios de la vía.
Después de una discusión importante es mejor tranquilizarse antes de volver a conducir.
Accidentalidad en el transporte
Independientemente de los accidentes de tránsito y las enfermedades propias de este trabajo, las tareas asociadas a la conducción conllevan una serie de peligros que es necesario conocer como primer paso a la prevención.
Equipos de Protección Individual (EPI)
A estos efectos se debe tener en cuenta las tareas realizadas con el fin de emplear los medios apropiados:
Durante la conducción:
Cremas de protección solar.
Gafas de sol adecuadas, preferentemente pola riza das. (En determina dos países forman parte del EPI obligatorio).
El chaleco reflectante para utilizarlo en caso de incidente en carretera.
Durante la carga o descarga de bultos o mercancías:
Fajas y cinturones (cuando se prevean cargas con peso superior a 3 kg).
Cascos de seguridad en obras o minas.
Guantes.
Arnés o cinturón anticaída.
Calzado de seguridad.
Equipos de protección individual específicos, adecua dos al tipo de producto o sustancia.
Ergonomía aplicada al transporte
La ergonomía es una multidisciplina aplicada a la prevención de riesgos laborales, dedicada a exa minar las condiciones de trabajo con el objetivo de armonizar al hombre con el sistema y/o el entorno laboral.
La ergonomía trata de adaptar el trabajo a la persona, en especial en lo que respecta a:
La concepción de los puestos de trabajo.
La elección de los equipos y métodos laborales.
Los objetivos principales de la ergonomía son:
La seguridad para que no se produzcan accidentes laborales o que éstos sean mínimos.
La efectividad para el mejor aprovecha miento de la labor realizada.
El bienestar.
La ergonomía aplicada al conductor contempla:
Posturas de trabajo, en especial la acomodación en el puesto de conducción, el descenso, ascenso y habitabilidad en la cabina.
Condiciones ambientales, como nivel de sonoridad, iluminación y visibilidad.
Condiciones temporales relativas a los tiempos de conducción y descanso, jornadas de trabajo, etc.
Condiciones sociales existentes en la empresa, como estilo de mando, promociones, salarios, estatus dentro de la empresa, etc.
Diseño de interiores
Los mandos y elementos imprescindibles para las tareas de conducción deben estar accesibles, dejando algo más alejados aquellos que no sean imprescindibles, como la guantera.
Las formas deben ser suaves y redondeadas, evitando las aristas o puntas que en un accidente o en el uso cotidiano del vehículo puedan producir lesiones o agravarlas. Se debe evitar:
Poner objetos o adornos rígidos, con aristas o puntiagudos.
Hacer modificaciones en el tablero de mandos que puedan afectar a su estructura.
Incorporar elementos en lugares no destinados a ellos.
Prevención de lesiones musculoesqueléticas
Ajuste del puesto de conducción
Cada conductor debe regular el asiento y el respaldo a sus propias características físicas para acomodarse bien. A este respecto, conviene recordar que:
La distancia del asiento debe permitir pisar el pedal del embrague a fondo, de forma que la pierna quede ligeramente flexionada.
La altura del asiento debe ser la más baja posible, en función del tipo y colocación de los pedales. En todo caso debe permitir apoyar los talones en el suelo.
El pie izquierdo debe estar en reposo en el suelo cuando no se utiliza.
La banqueta del asiento debe estar ligeramente reclinada hacia atrás para aumentar la sujeción del cuerpo.
El respaldo debe estar en posición casi vertical, ligeramente inclinado hacia atrás.
Si el asiento dispone de reposabrazos se deben regular de forma que, cogiendo el volante correctamente, los antebrazos reposen sin tensión. Posturas incorrectas en la conducción Las más frecuentes son:
Inclinación excesiva de la cabeza: la fatiga muscular en la nuca se incrementa a partir de una inclinación de más de 30 grados.
Inclinación del tronco hacia delante.
Rotación lateral de la cabeza de forma prolongada superior a 20 grados: se asocia con dolores de nuca y hombros.
Flexión o desviación lateral de la mano, lo que implica que el ángulo del codo sea menor de 90 grados. Las muñecas no deben flexionarse ni desviarse lateralmente más de 20 grados.
Los mandos e indicadores deben quedar a la vista y ser fácilmente alcanzables.
El apoyacabezas debe regularse de forma adecuada
Conducir muy cerca del volante provoca dificultad de movimientos y fatiga.
Posturas incorrectas en la conducción
Las más frecuentes son:
Inclinación excesiva de la cabeza: la fatiga muscular en la nuca se incrementa a partir de una inclinación de más de 30 grados.
Inclinación del tronco hacia delante.
Rotación lateral de la cabeza de forma prolongada superior a 20 grados: se asocia con dolores de nuca y hombros.
Flexión o desviación lateral de la mano, lo que implica que el ángulo del codo sea menor de 90 grados. Las muñecas no deben flexionarse ni desviarse lateralmente más de 20 grados.
Fémures inclinados hacia abajo por la colocación inadecuada de la banqueta: conlleva peor circulación sanguínea y compresión de la cara posterior del muslo.
Colocación del cinturón de seguridad
El cinturón de seguridad es uno de los elementos de seguridad que más vidas salva en un accidente de tránsito, debiendo quedar ajustado al cuerpo sin exceso de compresión y bien abrochado para que cumpla su cometido, teniendo además que respetar las siguientes pautas para su correcta actuación:
Una vez abrochado, comprobar que no esté enganchado, enrollado o doblado en alguna parte.
Pierde efectividad si el asiento está excesivamente inclinado, porque el conductor podría deslizarse por debajo de la banda abdominal (efecto submarino).
En su parte inferior, debe abarcar la zona pélvica y no la abdominal, ya que produciría graves daños en caso de colisión (en especial en las mujeres embarazadas).
En el momento de su colocación se debe tener en cuenta:
Si es posible, regularlo en altura para que la cinta pase por la clavícula, entre el cuello y el hombro.
Tirar de la cinta diagonal ligeramente para ceñir el cinturón al cuerpo.
La banda abdominal debe pasar por la cintura, evitando que comprima la barriga.
Regulación de los espejos retrovisores
Una vez ajustado el asiento y en la posición correcta se deben regular los espejos retrovisores, de forma que se obtenga el máximo campo visual hacia atrás, con la máxima amplitud posible. Si el vehículo tiene desempañador eléctrico para secar o desempañar los vidrios, el sistema debe desconectarse cuando no sea utilizado, para reducir el consumo de energía y evitar dañar la resistencia.
Posición correcta al volante
El aro debe estar ligeramente inclinado hacia el conductor.
En caso de contar con airbag, la distancia entre el centro del volante y la cara del conductor debe ser de, al menos, 25 cm para evitar el impacto directo del airbag en la cara del conductor.
La posición de las manos debe ser la equivalente a las diez para las dos de un reloj.
Si el volante tiene mandos incorporados, la forma de agarrarlo debe ser prioritaria sobre el acceso a éstos. Lo que permite esta disposición es no tener que buscarlos en el tablero.
El volante debe regularse en altura e inclinación, de forma que los brazos queden ligeramente flexionados cuando están en la posición indicada. El brazo y el ante brazo deben formar un ángulo casi recto.
Se debe poder abarcar el volante en su totalidad, sin tener que realizar desplazamientos con el cuerpo para ello. De esta forma se consigue:
Equilibrar la fuerza que ambas manos ejercen sobre el volante, aportando estabilidad y amplitud en los giros.
A velocidades altas, las manos empujan el volante hacia arriba.
A velocidades bajas, las manos tiran del volante hacia abajo.
Efectuar la totalidad del giro en un tiempo mínimo.
Restablecer, con facilidad, la dirección a su posición natural.
Es muy peligroso:
Sujetar el volante por el interior o por los radios.
Girar el volante con las dos manos juntas.
Dejar que el volante retorne solo (sin sujeción) tras un giro.
Girar con la palma de una mano sobre el aro.
Llevar el codo en la ventana.
Llevar la mano derecha en la palanca de cambio.
Otras consideraciones
Iluminación
Es recomendable no conducir con oscuridad total en el interior del habitáculo, ya que los ojos deben adaptarse constantemente al contraste existente entre esta situación, la zona iluminada por los focos del vehículo, y el entorno oscuro de la vía. Durante la conducción nocturna, la iluminación del panel de instrumentos no deberá ser excesivamente brillante ni tener un excesivo contraste de colores para reducir la fatiga visual. Acústica. Evitar que se produzcan ruidos por:
Objetos sueltos en las guanteras que produzcan vibraciones.
Ventanas abiertas a velocidad superior a 40 km/h, pues producen vibraciones en los tímpanos.
Volumen excesivo del equipo de sonido, distorsión o ruidos del mismo. Climatización. Es recomendable que la temperatura interior se mantenga en valores entre 20 y 23 grados centígrados.
Se deben evitar corrientes de aire directas al cuerpo.
Es preferible que el aire caliente salga desde abajo, ya que tiende a ascender, mientras que el aire frío desciende.
Se debe accionar el sistema de renovación de aire.
Manipulación correcta de cargas
Se considera que la manipulación de cualquier carga con peso superior a 3 kg ocasiona riesgo de lesiones dorsolumbares, en especial si se manipula en condiciones ergonómicas desfavorables.
Estas lesiones se pueden producir de forma inmediata o por la acumulación de pequeños traumatismos, pudiendo lesionarse tanto los trabajadores que habitualmente manipulan cargas como los que lo hacen de forma esporádica.
Los factores de riesgo varían en función de:
Las características de la carga.
El esfuerzo físico necesario.
Las características del medio de trabajo.
Las exigencias de la actividad.
Los factores individuales.
Pautas básicas para la manipulación de bultos y cargas
Al manipular bultos hay que tener en cuenta las recomendaciones siguientes:
Planificar el recorrido y el espacio donde irá el bulto.
Despejar los obstáculos que dificulten la ubicación.
Apoyar los pies firmemente, adelantado ligera mente uno de ellos con respecto a la dirección del movimiento.
Mantener los pies separados unos 50 cm o, al menos, el ancho de la espalda a la altura de los hombros.
Bajar doblando la cadera y las rodillas; no doblando la espalda.
En caso de sospecha que el peso no se corresponde con el volumen, levantar prime ro un lado del bulto y luego el otro.
No elevar el objeto con la fuerza de la espalda. Es mejor flexionar las rodillas, coger el objeto y ponerse de pie.
Mantener la espalda recta y el mentón metido hacia el pecho.
Mantener la cabeza levantada.
No flexionar totalmente las rodillas.
Siempre que se pueda, utilizar los asideros o las hendiduras para sujetar los objetos.
Mantener la carga pegada al cuerpo o lo más cerca posible de éste, evitando el movimiento de torsión del cuerpo.
No levantar la carga por encima de la cintura en un único movimiento desde el suelo.
Es conveniente que el ancho de la carga no supere el ancho de los hombros (60 cm aproximadamente).
La profundidad de la carga no debería superar los 50 cm, aunque es recomendable que no supere los 35 cm.
La posición de carga más favorable es pegada al cuerpo, en el área comprendida entre los codos cuando los brazos doblados y pegados al tronco forman aproximadamente un ángulo recto.
Se recomienda, en condiciones ideales de manipulación, no sobrepasar 25 kg de peso en hombres y 15 kg en mujeres, jóvenes o personas mayores. Para manipulaciones esporádicas, en personas bien entrenadas o con buena condición física, puede llegarse a 40 kg siempre que se realice en condiciones seguras.
Es recomendable no sobrepasar 10.000 kg de peso total en cada jornada si desplazamos los bultos menos de 10 metros y no sobrepasar 6.000 kg totales cuando la distancia a la que trasladamos los bultos es superior a 10 metros de distancia.
No se recomienda levantar más de 5 kg estando sentados.
Mantener si es posible los brazos tensos lo más cerca posible del cuerpo.
En la manipulación de la carga aprovechar el peso del cuerpo para empujar o tirar del objeto.
Posición de la carga con respecto al cuerpo
Existe una relación entre el peso, la postura y la posición de la carga que son determinantes en la valoración del riesgo de sufrir lesiones en la manipulación de cargas. Cuanto más alejado esté el peso del centro de gravedad del cuerpo mayor es el riesgo que tenemos de sufrir una lesión debido al aumento de las fuerzas compresivas y la mala distribución de éstas en la columna vertebral.
Manipulación de mercancías mediante medios mecánicos
Si bien es cierto que habitualmente las operaciones de carga y descarga con medios mecánicos debieran ejecutarse por personal especializado, en numerosas ocasiones es el propio conductor el que las realiza. El empleo de elementos mecánicos reduce considerablemente los riesgos de lesión, fundamentalmente de espalda, pero conllevan una nueva serie de riesgos, con consecuencias inmediatas incluso más graves que los derivados de la manipulación manual.
En caso de utilizar medios mecánicos, es fundamental conocer estas recomendaciones:
No emplear ningún elemento mecánico si no se está familiarizado con su uso y autorizado para hacerlo.
Antes de utilizarlo, revisar su estado en general y los dispositivos de seguridad en particular.
No cargar ningún aparato o elemento mecánico por encima de su capacidad máxima.
La carga debe estar equilibrada y sujeta.
Se deben evitar los balanceos.
La carga se deberá desplazar en la posición más baja posible.
El ascenso de la mercancía se deberá hacer en un plano vertical.
Seguir los itinerarios establecidos si estuvieran marcados y nunca desplazar la carga por encima de personas.
Tablas de ejercicios para prevenir lesiones
Ejercicios sentados en cualquier asiento
Ejercicios de estiramientos para realizar sentados o de pie
Entrelazar los dedos de las manos con las palmas orientadas hacia delante.
Estirar los brazos hacia delante y acercar las manos al pecho girando los codos de manera que las palmas estén orientadas hacia el pecho.
Tomar aire mientras se estiran los brazos hacia arriba, por encima de la cabeza, todo lo que sea posible.
Expulsar el aire mientras se bajan los brazos hacia el pecho y girar las palmas de las manos hacia delante.
Ejercicio para los flexores de los dedos
Estirar el brazo hacia delante con la palma de la mano orientada hacia arriba y con el codo en extensión.
Coger la mano del brazo estirado con la otra mano.
Mantener la muñeca y los dedos en máxima extensión y estirar todo lo que sea posible.
Alternar ambas manos.
Ejercicio para los extensores de los dedos
Estirar el brazo hacia delante.
Cerrar el puño y doblar la muñeca con la ayuda de la otra mano.
Estirar el codo todo lo que sea posible.
Técnicas de relajación
Técnica 1
Existen diversas técnicas para relajarse después de un día estresante, pero la mayor parte coincide en alguno de estos elementos:
Buscar un ambiente tranquilo, apartado de distracciones y ruidos.
Adoptar una postura cómoda pero formal. Una postura apropiada es sentarse con la espalda recta y la barbilla levemente inclinada u orientada hacia el pecho. Las manos deben reposar sobre las piernas. Debe sentirse como si un hilo tirase de nuestra cabeza hacia arriba.
Concentrar la atención en un objeto, imagen o palabra. También es muy útil concentrarse en la propia res pi ración.
Adoptar una actitud pasiva y receptiva. No obsesionar se con dejar la mente en blanco en el ejercicio de concentración.
Mantener la posición de 10 a 15 minutos.
Técnica 2
Escoger una palabra, un sonido o una frase que sea de nuestro agrado.
Sentarse en una posición cómoda, con los ojos cerrados, relajando los músculos y respirar lenta y naturalmente. Con cada exhalación repetir mentalmente la palabra o frase elegida.
Adoptar una actitud pasiva. Si llegan a la cabeza ideas o imágenes, ignorar las.
Continuar con una respiración lenta y relajada durante 10 o 20 minutos y con cada exhalación repetir la palabra o frase elegida.
Los mejores resultados se obtienen repitiendo el ejercicio una o dos veces al día.
La importancia de la imagen
Las empresas, a través de la imagen de marca que ofrecen, pretenden generar en el cliente la expectativa de empresa seria, fiable, competente y con capacidad para prestar un buen servicio. La calidad es el mejor soporte de una marca. En una empresa de transporte, el conductor es una de las figuras clave en la defensa de la marca, al ser él quien está en permanente contacto con los pasajeros, clientes, cargadores o descargadores, siendo un reflejo, durante la prestación del servicio, de la calidad que la empresa se ha propuesto alcanzar.
La imagen debe cuidarse, en especial:
En las instalaciones, oficinas y vehículos.
En los sistemas de comunicación e información.
Durante la ejecución de los procesos.
La del personal en contacto con los clientes.
Para los procedimientos de seguridad.
En el transporte por carretera, cada vez se potencia más la imagen del conductor como el exponente visible de la empresa, a través del cual se dan muestras de verdadero profesionalismo, dedicación y competencia. Por ello, toda persona relacionada con los usuarios del servicio debe:
Proyectar una imagen personal, pulcra y seria.
Mostrar una actitud positiva hacia las personas, buena disposición, cortesía, amabilidad y educación.
Realizar el trabajo encomendado con profesionalismo y seguridad, transmitiendo a los usuarios confianza y credibilidad.
El conductor y el personal de la empresa en general contribuyen a ofrecer una buena imagen de empresa a través de su aspecto, el lenguaje empleado y su nivel de educación. Si bien el uniforme no es un elemento fundamental, muchas empresas de transporte lo están implementando como refuerzo de la imagen de marca.
De la misma forma que un uniforme bien llevado provoca un efecto positivo, si éste se lleva de mala manera, el efecto negativo es seguro. Tanto si la empresa exige uniforme o no, se debe vestir siempre de forma correcta y limpia, y evitar ir sin camisa, con prendas ostentosas o con imágenes provocativas o soeces.
Actitudes del conductor
Procurar respetar los horarios.
Dar muestras de respeto con el medio ambiente desconectando el motor cuando no sea necesario y evitando tirar residuos de cualquier tipo.
Mantener el vehículo en buen estado de limpieza y conservación.
Evitar verter críticas públicas sobre su empresa o la empresa cliente, salvo a las personas apropiadas y designadas para solucionar los problemas.
Frente a situaciones no esperadas con el cliente/pasajero, solicitar ayuda al responsable de la empresa.
Hacer una conducción segura, racional y respetuosa con el resto de los usuarios.
Evitar adoptar medidas y soluciones que son competencia de otros, pero hay que actuar como mediadores entre el cliente/pasajero con dificultades y los res pon sables de la empresa.
En los transportes que lo requieran, manipular las mercancías y/o equipajes con sumo cuidado, evitando provocar daños a los embalajes, a los envases y a su contenido.
Demostrar predisposición en el cumplimiento de las diferentes tareas del trabajo relativas a:
Documentaciones.
Respeto por los tiempos de conducción y descanso. Comprobaciones y mantenimiento del vehículo.
Procedimientos en las operaciones de carga y descarga, entrega y recepción de la mercancía.
Protocolos de seguridad.
Nociones sobre la buena comunicación
El trato cortés, la educación y la paciencia son aliados de las buenas relaciones con los pasajeros, clientes y otras empresas como la expedidora y la receptora de la carga.
También es importante que se sigan los procedimientos, y las normas de seguridad establecidos. Si se produjese alguna situación anómala, el conductor debe ponerse en contacto con el responsable correspondiente de su empresa.
En todo caso, se deben evitar situaciones de conflicto con los pasajeros y clientes. Es importante escuchar, sin interrumpir, sus peticiones y reclamos y, si corresponde, remitirlas a la empresa.
La asertividad es una estrategia o estilo de comunicación en el que la persona que lo emplea no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas sino más bien defiende sus convicciones y sus derechos sin lesionar, herir o perjudicar los de su interlocutor. Pretende evitar una comunicación exaltada, cargada de intensidad, culpa, rabia o ansiedad. La comunicación asertiva incide también en el lenguaje no verbal, incluyendo:
Explica que temario, normativa o información sobre practicatest necesitas:
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