Cada uno de los diferentes líquidos con los que cuenta un vehículo cumple una función para el correcto funcionamiento del vehículo. Es por eso que es imprescindible mantenerlos y rellenarlos frecuentemente. Te explicamos cómo hacerlo de forma sencilla.
Para tener nuestro vehículo en buen estado, no solo hay que preocuparse de mantenerlo limpio y cuidar el desgaste de los neumáticos, sino que también cerciorarse que los diferentes líquidos que utilizan sus diferentes sistemas se encuentren en niveles óptimos.
La mayoría de los automovilistas saben que es necesario cambiar el aceite de tanto en tanto, pero ese no es el único líquido que necesita recambio. Les contamos qué líquidos debes revisar con frecuencia, cómo hacerlo y qué hacer si sus niveles son bajos.
Para poder funcionar correctamente, nuestros autos necesitan una serie de líquidos y que van desde el aceite para el motor al líquido de frenos, pasando por el refrigerante y el agua del “sapito”. Te contamos cuáles son y los cuidados que debes tener con cada uno.
El aceite de motor lubrica las diferentes piezas del motor del vehículo, permitiendo que estas tengan un buen roce para un funcionamiento efectivo. El aceite se debe reemplazar cada 5 mil ó 10 mil kilómetros, todo depende de su tipo, o una vez al año.
Revisar los niveles de aceite de motor es sencillo. Con tu auto estacionado en una superficie plana y con el moto en frío, abre el capó e introduce la varilla de medición. Al sacarla, verás si las marcas de aceite llegan hasta el nivel considerado óptimo.
Si el nivel de aceite de motor es bajo, debes cambiarlo rápidamente para impedir daños a los diferentes componentes del vehículo. Lo ideal es acudir a un establecimiento dedicado a esto, ya que tendrán las herramientas e implementos que se requerirán para vaciar el aceite antiguo e introducir el nuevo.
El líquido de frenos permite que el sistema de frenado funcione correctamente, y si sus niveles no son los adecuados te expones a serios peligros al conducir. Este líquido se suele reemplazar cada dos años, pero es importante revisarlo cada cierta cantidad de meses.
Para revisar los niveles de líquido de frenos, estaciona el auto en un nivel plano. Con el motor frío, levanta el capó y busca un tapón con letras amarillas en su exterior. Abrelo, y utilizando una varilla, comprueba los niveles.
Si los niveles son bajos, es necesario que acudas a un taller mecánico para que no solo hagan el cambio de líquido de frenos, sino que también realicen una revisión de frenos, ya que lo más probable es que también haya que reemplazar las pastillas de los mismos.
El líquido refrigerante, anticongelante o del radiador circula por el motor y absorbe el calor generado por la combustión, además de evitar la corrosión de sus piezas. En general, este se debe cambiar cada 2 años ó 40 mil kilómetros, pero es necesario chequearlo con frecuencia.
Para chequear los niveles de líquido refrigerante, estaciona en el auto en un lugar plano y espera que se enfríe. Abre el capó y ubica su depósito (es fácil de encontrar, ya que se trata de una especie de botella transparente y de gran tamaño).
El depósito incorpora marcas de mínimo y máximo, así podrás saber si los niveles son óptimos.
En caso de que los niveles de líquido refrigerante estén bajos, debes rellenarlo utilizando el mismo tipo y marca que usaste anteriormente. Puedes cambiarlo tú mismo con la ayuda de un embudo.
Un limpiaparabrisas limpio nos permite ver bien el camino, si este se halla sucio, podemos usar el llamado “sapito” para limpiarlo si es que no puedes hacerlo por fuera,
Para revisar los niveles de agua del limpiaparabrisas, hay dos métodos: El primero y más sencillo, es activar el sapito y ver si sale líquido suficiente. Otra opción es abrir el capó y chequear si es que cuenta con suficiente líquido a simple vista, ya que el depósito es transparente y se halla cerca de los parabrisas.
Si el nivel de agua del sapito es bajo, puedes rellenarlo tú mismo usando un embudo y la llamada agua azul. También puedes utilizar agua destilada. Es importante que no hagas esta tarea con el motor caliente.
El líquido de dirección lubrica los componentes de la dirección hidráulica del vehículo. Lo ideal es cambiarlo una vez al año.
Para comprobar los niveles del líquido de dirección, abre el capó con el auto recién apagado, es decir en caliente.
Encontrarás un tapón con la imagen de un volante. Abrelo e introduce una varilla que usualmente se halla allí. Al sacarla verás si los niveles son los óptimos.
Si el nivel del líquido de dirección es bajo, es necesario añadir más líquido. Esta acción es sencilla y la puedes realizar tú mismo. Compra el líquido que recomienda el fabricante y viértelo en el depósito cuidando de no excederte, para luego volver a colocar el tapón.
Revisa los niveles de los líquidos de tu auto con frecuencia, asegurándote así de que el vehículo funcione correctamente, además de evitar daños a piezas importantes que podrían costarte una buena cantidad de dinero.
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